Repite conmigo. Dejo ir… merezco mejor.
Si eres como yo, muchas veces cargas con el mundo en las espaldas, olvidándote de ti, hasta el punto de ponerte en último lugar. Llevo rato con esto, así que comparto un pequeño recordatorio:
Deja ir y vive. Sigue hacia adelante, tú vales mucho. Sé feliz con quien eres en estos momentos (sí, así así de loca, así de caótica, así de imperfecta). Aprende a valorarte, a amarte y a aceptarte tal como eres, mientras continúas aprendiendo, creciendo, madurando y mejorando.
Deja ir porque mereces realizarte. No puedes ayudar efectivamente a alguien si no te encargas de ti primero.
Deja ir y no te preocupes por el qué dirán. Las personas correctas, esas que Dios tiene para tu vida, llegarán y estarán siempre presente. Te aceptarán, te apoyarán y te amarán por quien eres. NUNCA te minimices, ni te conformes con recibir mucho menos de lo que mereces.
Deja ir y continúa en tu propósito. No sabes cuántas personas tienes conectadas a tu vida ni a quiénes estás motivando con sólo caminar en FE y seguir hacia adelante a pesar de los obstáculos, de los estándares, de la sociedad.
Deja ir todo aquello que te pesa, todo aquello que te detiene. Deja ir en especial el miedo a perder.
Deja ir porque después de un año como el que pasamos, no estamos como para sentarnos a esperar. Es momento de llenarnos de valor, de alzar el vuelo, de hacer aquello que nos asusta, de retomar las oportunidades que dejamos pasar, de seguir hacia adelante en FE y de valorar lo que tenemos y a quienes tenemos (en especial a quienes dieron un paso y dijeron presente todo este tiempo).
Deja ir… Encárgate este año de ti y de tu propósito. Camina en fe y llénate de Dios porque este mundo parece ir cada vez más cuesta abajo. ¡Crece, vive, mejora y recuerda que mereces ser feliz!
No sé quién necesita leer y entender esto, pero espero les pueda ayudar.