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A collage of pictures of Loiz

A ella.

Ella, esa niña que ven siempre se quiso comer al mundo. Soñaba en grande. Quería cambiar a la sociedad y discutía con la gente por defender a los demás.

Ella, una de las razones que tengo para seguir hacia adelante. Si supiera que en un punto del camino se iba a perder, se iba a dejar evaluar por la sociedad y las personas, y se iba a desvalorar. 

Ella, la que tenía alegría. La que llegaba a la casa toda esmorusada porque corría con los nenes. Ella, la abogada del pueblo… Si le cuento todo lo que me ha costado. Me costó y me costó mucho volver a ella, volver a su esencia; entender sus sueños, su osadía y su valor. 

Pero ahora… ahora es diferente. Ahora estoy aquí. Ahora regresé. Me tomó un largo camino de aprender y desaprender, de llorar y de reír, de soltar y dejar ir y, lo mejor de todo, así la gente no entienda… de encontrar a Dios. Jesús cambia. Jesús transforma. Estuve perdida por mucho tiempo sin propósito fijo, pero en ÉL me encontré.

Ella. A ella, le prometí nunca defraudarla. Le prometí nunca dejar de luchar por ella, por sus sueños y por los demás. Le prometí construir. Le prometí seguir. Y, aunque siente que quizás aún no ha llegado a donde cree que debe de estar (va de camino), puede decir que ella a sus 36 está en paz, contenta y orgullosa de la mujer en que se ha convertido. Ella es segura, es paciente, es amable, es servicial y se quiere. Se ama. Se valora. Se prioritiza. Se respeta. 

Ella. Ella entiende que Dios fue quien la creó y, en su perfecta imperfección, es más que suficiente. 

Ella. Ella soy yo; 36 años después y ahora entiendo que lo mejor está por venir. Todo fue preparación. El camino es un largo proceso y tiene muchas pruebas, pero sin trabas no se crece, no se madura, no se libera. Aún así, falta; falta camino por recorrer, por aprender y seguir creciendo. La montaña que uno sube hoy es la que se convierte en la plataforma de la de mañana. 

Ella. Ella ahora viene fuerte, decidida, determinada y valiente. Su fuego, su candor y su determinación no lo apagan ya cualquiera. Ella ahora tiene claro su propósito y su misión. 

Ella, yo. ¿Qué más que puedo decir? Agradezco a Dios por todo lo que me ha dado y por todo lo que me ha quitado, lo cual ha sido para mi protección. Agradezco a todas las personas que tengo a mi alrededor, sea cerca o de lejos. Gracias por tanto cariño, por tanta paciencia, por estar presente y por nunca soltar. 

Ha sido un largo camino para volver a encontrarme, pero ya estoy aquí. Me atrevo a escribir todo esto porque, aunque la evolución de cada uno es diferente, quiero que entiendan que el camino vale la pena y, no importan tus circunstancias, tú vales, tú importas y tú eres suficiente… Te lo dice una muchachita que por muchos años vivió con inseguridades y miedos (que me guardé para mí solita) y hoy día viene con todo para derrumbar murallas, estándares, prejuicios y clasismos. Esos sí… les digo que este cambio no provino de mí, sino de quien único puede transformar, limpiar y renovar.  

¡Venimos por más!

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